jueves, 28 de julio de 2011

“Made in the World”: Asia, un ejemplo por excelencia.

Hace algunos días atrás, la Organización Mundial del Comercio (OMC) lanzó la nueva Iniciativa “Made in the World”. Durante el evento, Pascal Lamy, Director de la OMC, señalaba que “Hoy día, las operaciones de las empresas, desde la concepción del producto y la fabricación de los componentes hasta el montaje y la comercialización, están repartidas en todo el mundo, dando lugar a Cadenas de Producción Global (CPG)”. Los productos son cada día más “Made in the World”, y ya no “Made in Germany”, o bien “Made in United States” por citar algunos ejemplos. 

En relación a lo anterior, Asia se convierte en un caso de mención por excelencia dentro de la dinámica del “Made in the World”. Algunos datos estadísticos de la OMC refuerzan este punto. Por ejemplo, para 1970 los principales socios comerciales de Estados Unidos de Norteamérica eran Hong Kong, República de Corea y Japón. Este último exportaba hacia el mercado norteamericano cerca de 4 billones de dólares e importaba bienes por un valor cercano a los 6 billones de dólares.  En la actualidad Tailandia, Malasia, Singapur, India, República de Corea, Hong Kong y Taiwán han ganado mayores espacios comerciales. En promedio cada país exporta hacia Estados Unidos entre 30 – 40 billones de dólares e importan entre 60 – 100 billones. El caso de China es aún más importante, con exportaciones que oscilan entre los 80-100 billones de dólares e importaciones por más de 300 billones de dólares. Debido a esto, China se mantiene a la cabeza de este importante intercambio comercial y ha desplazado a Japón al segundo lugar en importancia. Cabe indicar que, la mayor parte de los productos tranzados son bienes intermedios y una importante mayoría son producidos por empresas de capital asiático como parte de la dinámica de las CPG.

Importancia. Ernst y Kim señalan que la generación de nuevos conocimientos y capacidades para los suplidores locales, transferencia de conocimientos de nuevos procesos y sobre todo, lograr posicionar empresas nacionales que suplan y tomen el liderazgo dentro de la Cadena de Producción Global es primordial. Un buen ejemplo a esta situación es lo sucedido con la producción de “Hard Disk Drivers (HDD)”. En los 80´s, la producción era concentrada en los Estados Unidos y alguna limitada producción en Japón y Europa. Actualmente, el Sudeste de Asia, específicamente Singapur,  domina la producción con cerca del 70% de la producción mundial. El resto viene de Malasia, Tailandia y Filipinas.

En Asia los esfuerzos son múltiples. Los servicios de infraestructura, las políticas de atracción de Inversión Extranjera Directa (China e India los principales receptores), la tecnología de avanzada y mucho más barata (de países como China,  Hong Kong, Taiwán, Singapur y Malasia), la disminución de los costos de transporte, la alta competitividad en aeropuertos y puertos regionales, así como de procesos de logística altamente sofisticados y los bajos aranceles a los bienes importados, han repercutido en el entorno comercial y el intercambio internacional de mercancías entre Asia y el resto del mundo, fomentando un mayor acceso a estos mercados, ampliando los vínculos transfronterizos entre las empresas y haciendo que aumente el comercio de bienes intermedios.  

Centroamérica. Los países de la región deberán trabajar muy fuerte en un marco institucional que contribuya al mejoramiento de la competencia empresarial y específicamente al ambiente externo que la rodea, con el fin de generar habilidades y capacidades que contribuyan para que las empresas, especialmente las MiPymes, logren integrarse con buen suceso a las CPG como sucede en Asia.  En el caso costarricense, los esfuerzos se hacen, sin embargo, aún no es suficiente para que nuestras empresas destaquen en el grueso de las estadísticas del “Made in the World”. Aún tenemos mucho por hacer si vemos a los asiáticos como punto de referencia en el horizonte económico y comercial. 

Vinicio Sandi Meza
Profesor-Investigador UNA
Sudeste de Asia

martes, 19 de julio de 2011

De la Economía del Músculo a la Economía del Conocimiento

Leí con gran detenimiento hace ya algunas semanas atrás el espacio de Economía, Diario La Nación, específicamente la nota sobre la importancia de sectores como el industrial y el de servicios, así como, la desinversión en el sector agrícola. Algunas situaciones centrales que considerar bajo ese contexto:  

·         Primero, la velocidad con la que muchas empresas del sector servicios e industria (especialmente médica) se desarrollan en el país. Es indudable que la generación de empleos muy tecnificados alrededor de estas empresas es realmente importante.
·         Segundo, hay un cambio importante en el patrón productivo costarricense. El acelerado paso de la economía hacia sectores productivos más competitivos y de productos de mayor valor agregado se ha dado con mucha mayor fuerza en los últimos años.
·         Tercero, estamos pasando de la “Economía del Músculo”, de la cual hemos dependido durante mucho tiempo, hacia una Economía del Conocimiento, donde se presentan actividades más técnicas, científicas, de mayores espacios para la investigación, innovación y desarrollo.

Viendo las diferencias entre los sectores de mayor tecnificación (servicios e industria) y la desinversión en el sector agrícola, la situación es más que preocupante. La actividad agrícola en el país está arraigada a zonas rurales y estas a su vez, encierran muchísimos problemas socioeconómicos. La concentración de actividades de mayor valor agregado, especialmente servicios y alta tecnología se ubican en las zonas centrales del país.

El tema de la ubicación de las actividades o bien, el cambio hacia nuevos patrones productivos no es en sí el problema trascendental de todo este reacomodamiento en la economía nacional, eso es normal en un mundo cambiante, especialmente en las últimas décadas bajo el proceso global en el que estamos inmersos.

La preocupación esencial en este caso, se centra en el proceso de inversión y desinversión, un proceso que podría estar poco planificado y  que podría repercutir en el buen desarrollo de los sectores económicos del país. Yo veo algunos aspectos importantes que considerar. Primero, qué se hace de forma efectiva para incentivar las nuevas actividades en el campo de los servicios y la alta tecnología. Segundo, qué se hace de manera efectiva para reducir el impacto de la desinversión en sectores como el agrícola, el cual es muy importante en el ámbito social y la seguridad alimentaria.

Ejemplos. Para mostrar la situación presento dos ejemplos muy generales. 1). Zonas Francas y las Empresas de servicios, alta tecnología e Innovación. En el Sudeste de Asia, esas formas de atraer inversión han ido pasando a la historia, especialmente porque generaban empleo pero no un impacto real a la economía interna. Los asiáticos conocían de esto y entendieron la importancia de la generación del empleo, pero también de forjar una integración real a la economía nacional de ese sector productivo, especialmente  a través de encadenamientos productivos. Ese patrón de inversión en países como Singapur, Malasia, Indonesia, Tailandia, o Vietnam, han cambiado su estructura, de tal forma al día de hoy existe una mayor integración de Empresas Extranjeras a la economía Local y una importante inserción de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas en las Cadenas Globales de Producción.  Ejemplos como la producción de “Hard Disk Driver” provenientes de Singapur (cerca de un 70% del total mundial), hablan por sí mismo de lo hecho en ese campo económico.

El segundo ejemplo, es el relacionado al sector agrícola. En el caso costarricense y del resto de países de Centroamérica, el sector agrícola ha sido el más golpeado y menos favorecido en este reacomodo económico. Contrario a lo sucedido en sus primeras etapas de desarrollo en países como Estados Unidos, o bien, muchos otros de Europa, los cuales lograron desarrollar sus industrias de alta tecnología sin la debacle de otros sectores, especialmente el agrícola por razones de seguridad social y alimentaria. En Costa Rica y el resto de Centroamérica, ha sido contrario. 

Finalmente, dejo acá algunas líneas en las cuales se debe trabajar con urgencia.

·         Un marco institucional claro y de largo plazo que contribuya de manera paulatina a generar el cambio. Que contribuya a establecer un camino bien marcado y fortalecido, tanto de lo nuevo que estamos tratando de hacer, así como de lo viejo que estamos dejando de hacer. Las fuerzas del mercado por si solas no conducen hacia mejores resultados, esas fuerzas deben ser bien canalizadas y pensadas en dar a futuro los mejores resultados posibles en el plano económico, comercial y social.  
·         El cambio debe darse pero con sentido. Por ejemplo, se debe invertir en el sector servicios y de industria de alta tecnología (como ejemplo de la nueva ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO), pero también se debe mejorar el sector agrícola (como ejemplo de la ECONOMÍA DEL MÚSCULO), especialmente por un tema de alto impacto social y de seguridad alimentaria.
·         Debemos buscar rápidamente encadenamientos productivos con las empresas extranjeras en el campo de los servicios, la innovación y alta tecnología, eso contribuiría enormemente a:

o   Esparcir el conocimiento
o   Integrarse a las redes de producción global
o   Generación de ingresos reales a la economía
o   Generación de empleos dentro de la empresa y también beneficios para otras empresas locales como las Micro, Pequeñas y Medinas Empresas.
o   En el campo agrícola se debe trabajar no en su desaparición, sino en fortalecerlo, tecnificarlo, capacitarlo, mejorar el recurso humano y darle herramientas para que compita en un mundo global altamente competitivo.

Hemos fallado y en mucho. No deja de preocupar el hecho (aunque muchos argumente que lo hecho hasta ahora sea lo correcto), de que la economía esté en un reacomodo (diría normal) y los patrones productivos estén cambiando. Pero esa preocupación podría ser reducida si el Gobierno tuviese “ESTRATEGIAS INTEGRALES Y DE LARGO PLAZO” que contribuyan a limpiar el panorama futuro en situaciones de tanto impacto como las planteadas en este documento. 

Así que, podríamos tener Economía del Conocimiento que contribuya al mejoramiento de la ciencia, la tecnología y la innovación; pero también una Economía del Músculo, más tecnificada y mejor estructurada que trabaje la tierra y produzca alimentos.
  
Vinicio Sandi Meza
Académico – Investigador
Sudeste de Asia

miércoles, 6 de julio de 2011

Apoyo a las pequeñas y medianas empresas en Sudeste de Asia. Un proceso impostergable en Costa Rica.

Desde hace ya mucho tiempo el sector de pequeñas y mediana empresas ha sido la columna vertebral del crecimiento de todos los países del mundo. Así lo dejan ver  muchas economías, por ejemplo,  casos exitosos y que sobresalen por encima de muchos han sido Italia y Alemania en Europa; en Asia los casos Japón, Corea, China, Singapur, Malasia y en América Latina Brasil y Chile.  Cuando se revisan las cifras del sector en los países mencionados y en otros a escala mundial, es sencillamente espectacular, por ejemplo, en promedio estas empresas pueden alcanzar hasta el 99% del total de las empresas y generar en muchos casos hasta el 50% del empleo, así como un aporte al PIB en promedio del 45% o más del total de una economía.
De los 10 países pertenecientes a la ASEAN, escojo dos, los cuales  han sido punta lanza en el tema de PYMES durante los últimos años a saber Singapur y Malasia, no podríamos obviar el trabajo de Tailandia y Vietnam o Indonesia, sin embargo son más recientes y para el caso se adecuan mejor los dos primeros. Tanto Singapur y Malasia, ambos países enfrentaron grandes dificultades a finales 1997 y principios de 1998 cuando la caída del Bath en Tailandia anunciaba el inicio de una crisis financiera que azotó con mucha fuerza los mercados de la región y dejaba al desnudo una serie de debilidades en materia económica, política y social que debían readecuarse de manera pronta si querían seguir manteniendo en el tiempo el status de economías crecientes y competitivas.  Con programas más aperturistas, desde la implementación de políticas de competencia, apertura de mercados, cambios en las reglas de juego para las grandes empresas transnacionales pero al mismo tiempo implementando programas para fortalecimiento interno de sectores claves como el agrícola e industrial, iniciaron una nueva etapa, que consolidó las bases de lo que hoy disfrutan en la región, especialmente Singapur y Malasia.
Durante el periodo de crisis, las estadísticas eran sumamente claras, el único sector productivo que mantenía el ritmo sin pérdidas estrepitosas, eran las PYMES. El empleo se mantenía, lo que no afectaba el ingreso de casi la mitad de la población a escala regional empleada en el sector. Por significar en promedio el 99% (según datos de APEC),  del total de las empresas de los países de la región, eran en ese momento el motor más dinámico y significativo de los países y por supuesto,  el que debía recibir un apoyo especial tanto técnico como económico. Con esa premisa y entendiendo que en una de las situaciones más difíciles en términos financieros, económicos y sociales, fueron las PYMES quienes mantuvieron la economía a flote (como muchos lo han dicho en estos países “este sector nos ha mantenido a flote en las buenas y en las malas”) los programas y/o políticas no debían esperar y por el contrario la agilidad en la implementación de fortalecimiento del sector debía ser rápido.  
De esa forma, se iniciaron a finales de la década de los 90 y hasta la fecha (completamente consolidados), una serie de procesos políticos, económicos, sociales en pro del mejoramiento competitivo del sector. Desde políticas relacionadas con el acceso a crédito (real acceso) con bajas tasas de interés, programas para el mejoramiento del emprendedurismo empresarial y del personal de la empresa, capacidades técnicas, bancos de datos virtuales que contribuyen al  acceso en línea de herramientas para que los dueños de empresas puedan manejar sus transacciones las 24 horas del día, por ejemplo, consultar precios de productos, pago de impuestos, procesos de exportación sin visitar oficinas en general todo un sistema integrado de información donde el empresario puede accesar a cualquier herramienta que necesite para producir y de ser posible exportar su producto final; así mismo, programas técnicos de capacitación empresarial, creación de Centros e Instituciones de apoyo como el “SME Corporate” en Malasia y/o el “SPRING” en Singapur por mencionar solo dos de las más de 20 Instituciones o Centros dedicados exclusivamente para el sector, además de programas universitarios con especializaciones en posgrados regionales sobre PYMES como el caso de la “National University of Singapur” (NUS), son algunos de los poquísimos ejemplos que se mencionan para dar una pequeña idea de lo mucho que el sector significa en esta región. Esto sin mencionar todo lo que se hace relacionado al sector en el marco del Foro Económico de Asia Pacífico, APEC y la Asociación de Naciones del Sudeste de de Asia, ASEAN.
Cuando revisamos toda esta enorme estructura organizacional, casi perfecta (pero que aún ellos siguen mejorando) y tratamos de compararla con la centroamericana y especialmente la costarricense, saltan a la vista muchísimas diferencias (abismales), específicamente con dos países que hace tan solo 12 años se debatían en una crisis sin precedentes y con indicadores similares a los costarricenses.
Ahora bien, en el caso de Costa Rica, según datos del MINEC y la Caja del Seguro Social, del total de empresas el 68% son micro, 25% pequeñas y 5% medianas (suman el 98% del total empresarial) que contabilizan unas 45.563 empresas (únicamente las registradas, podrían haber otras sin hacerlo).  Para el 2005, el sector de PYMES representaba el 80% de las empresas exportadoras y aportaban el 16% del valor total exportado. Las exportaciones sectoriales se centraron en: textil, cuero y calzado 10%; eléctrica y electrónica 15%; Agrícola 35%; Química 9%; plástico 5%; otros 26% y cuyos mercados más importantes lo son Estados Unidos y Centroamérica. Las PYMES, representan el 95% de las empresas industriales y el 78% de la industria Exportadora. El 49,5 por ciento de los trabajadores registrados en la empresa privada, al mes de junio del 2006, laboraba en micro, pequeñas y medianas empresas. La mayoría de empleos de las PYMES a esta fecha se concentran en comercio y servicios, por ejemplo,  para el 2008 el total alcanzó el 49,7%.  En cuanto a distribución de trabajadores por sector para junio del 2009: el 55% se ubicaban en el sector servicios; el 25% en comercio; otro 11% en la industria y un 9% en sector agropecuario.
Las muestras de que el sector es sumamente imprescindible podrían seguir pero con estas se hace un recuento muy rápido de una mínima parte de lo que representa en la economía costarricense. La situación en cuanto a valor del sector es similar a la situación en Malasia, Singapur, Tailandia, Hong Kong, Japón, Korea, Italia, Alemania, Estados Unidos y podríamos seguir mencionado con suficiente datos una serie de países a escala mundial. La gran diferencia radica en el apoyo que se le da al sector. Los países mencionados con anterioridad, han entendido que el sector es la espina dorsal de la economía y por supuesto,  que mantenerlo bien fortalecido es signo de crecimiento sostenido de la economía por su impacto en el comercio, las finanzas y el mejoramiento social. Finalmente, la incursión al entorno externo a través de Tratados de Libre Comercio  ha sido invaluable en los últimos años en Costa Rica, sin embargo, a nivel interno, sectores tan importantes como las PYMES han quedado al margen de verdaderos programas de fortalecimiento y que dista mucho de lo que hace Malasia y Singapur, dos tigres asiáticos donde las pymes mantuvieron a flote la economía durante época de crisis. Creo que podrían ser buenos ejemplos para Costa Rica.
Vinicio Sandi Meza
Especialista Comercio Internacional
Malasia, Sudeste de Asia