miércoles, 6 de julio de 2011

Apoyo a las pequeñas y medianas empresas en Sudeste de Asia. Un proceso impostergable en Costa Rica.

Desde hace ya mucho tiempo el sector de pequeñas y mediana empresas ha sido la columna vertebral del crecimiento de todos los países del mundo. Así lo dejan ver  muchas economías, por ejemplo,  casos exitosos y que sobresalen por encima de muchos han sido Italia y Alemania en Europa; en Asia los casos Japón, Corea, China, Singapur, Malasia y en América Latina Brasil y Chile.  Cuando se revisan las cifras del sector en los países mencionados y en otros a escala mundial, es sencillamente espectacular, por ejemplo, en promedio estas empresas pueden alcanzar hasta el 99% del total de las empresas y generar en muchos casos hasta el 50% del empleo, así como un aporte al PIB en promedio del 45% o más del total de una economía.
De los 10 países pertenecientes a la ASEAN, escojo dos, los cuales  han sido punta lanza en el tema de PYMES durante los últimos años a saber Singapur y Malasia, no podríamos obviar el trabajo de Tailandia y Vietnam o Indonesia, sin embargo son más recientes y para el caso se adecuan mejor los dos primeros. Tanto Singapur y Malasia, ambos países enfrentaron grandes dificultades a finales 1997 y principios de 1998 cuando la caída del Bath en Tailandia anunciaba el inicio de una crisis financiera que azotó con mucha fuerza los mercados de la región y dejaba al desnudo una serie de debilidades en materia económica, política y social que debían readecuarse de manera pronta si querían seguir manteniendo en el tiempo el status de economías crecientes y competitivas.  Con programas más aperturistas, desde la implementación de políticas de competencia, apertura de mercados, cambios en las reglas de juego para las grandes empresas transnacionales pero al mismo tiempo implementando programas para fortalecimiento interno de sectores claves como el agrícola e industrial, iniciaron una nueva etapa, que consolidó las bases de lo que hoy disfrutan en la región, especialmente Singapur y Malasia.
Durante el periodo de crisis, las estadísticas eran sumamente claras, el único sector productivo que mantenía el ritmo sin pérdidas estrepitosas, eran las PYMES. El empleo se mantenía, lo que no afectaba el ingreso de casi la mitad de la población a escala regional empleada en el sector. Por significar en promedio el 99% (según datos de APEC),  del total de las empresas de los países de la región, eran en ese momento el motor más dinámico y significativo de los países y por supuesto,  el que debía recibir un apoyo especial tanto técnico como económico. Con esa premisa y entendiendo que en una de las situaciones más difíciles en términos financieros, económicos y sociales, fueron las PYMES quienes mantuvieron la economía a flote (como muchos lo han dicho en estos países “este sector nos ha mantenido a flote en las buenas y en las malas”) los programas y/o políticas no debían esperar y por el contrario la agilidad en la implementación de fortalecimiento del sector debía ser rápido.  
De esa forma, se iniciaron a finales de la década de los 90 y hasta la fecha (completamente consolidados), una serie de procesos políticos, económicos, sociales en pro del mejoramiento competitivo del sector. Desde políticas relacionadas con el acceso a crédito (real acceso) con bajas tasas de interés, programas para el mejoramiento del emprendedurismo empresarial y del personal de la empresa, capacidades técnicas, bancos de datos virtuales que contribuyen al  acceso en línea de herramientas para que los dueños de empresas puedan manejar sus transacciones las 24 horas del día, por ejemplo, consultar precios de productos, pago de impuestos, procesos de exportación sin visitar oficinas en general todo un sistema integrado de información donde el empresario puede accesar a cualquier herramienta que necesite para producir y de ser posible exportar su producto final; así mismo, programas técnicos de capacitación empresarial, creación de Centros e Instituciones de apoyo como el “SME Corporate” en Malasia y/o el “SPRING” en Singapur por mencionar solo dos de las más de 20 Instituciones o Centros dedicados exclusivamente para el sector, además de programas universitarios con especializaciones en posgrados regionales sobre PYMES como el caso de la “National University of Singapur” (NUS), son algunos de los poquísimos ejemplos que se mencionan para dar una pequeña idea de lo mucho que el sector significa en esta región. Esto sin mencionar todo lo que se hace relacionado al sector en el marco del Foro Económico de Asia Pacífico, APEC y la Asociación de Naciones del Sudeste de de Asia, ASEAN.
Cuando revisamos toda esta enorme estructura organizacional, casi perfecta (pero que aún ellos siguen mejorando) y tratamos de compararla con la centroamericana y especialmente la costarricense, saltan a la vista muchísimas diferencias (abismales), específicamente con dos países que hace tan solo 12 años se debatían en una crisis sin precedentes y con indicadores similares a los costarricenses.
Ahora bien, en el caso de Costa Rica, según datos del MINEC y la Caja del Seguro Social, del total de empresas el 68% son micro, 25% pequeñas y 5% medianas (suman el 98% del total empresarial) que contabilizan unas 45.563 empresas (únicamente las registradas, podrían haber otras sin hacerlo).  Para el 2005, el sector de PYMES representaba el 80% de las empresas exportadoras y aportaban el 16% del valor total exportado. Las exportaciones sectoriales se centraron en: textil, cuero y calzado 10%; eléctrica y electrónica 15%; Agrícola 35%; Química 9%; plástico 5%; otros 26% y cuyos mercados más importantes lo son Estados Unidos y Centroamérica. Las PYMES, representan el 95% de las empresas industriales y el 78% de la industria Exportadora. El 49,5 por ciento de los trabajadores registrados en la empresa privada, al mes de junio del 2006, laboraba en micro, pequeñas y medianas empresas. La mayoría de empleos de las PYMES a esta fecha se concentran en comercio y servicios, por ejemplo,  para el 2008 el total alcanzó el 49,7%.  En cuanto a distribución de trabajadores por sector para junio del 2009: el 55% se ubicaban en el sector servicios; el 25% en comercio; otro 11% en la industria y un 9% en sector agropecuario.
Las muestras de que el sector es sumamente imprescindible podrían seguir pero con estas se hace un recuento muy rápido de una mínima parte de lo que representa en la economía costarricense. La situación en cuanto a valor del sector es similar a la situación en Malasia, Singapur, Tailandia, Hong Kong, Japón, Korea, Italia, Alemania, Estados Unidos y podríamos seguir mencionado con suficiente datos una serie de países a escala mundial. La gran diferencia radica en el apoyo que se le da al sector. Los países mencionados con anterioridad, han entendido que el sector es la espina dorsal de la economía y por supuesto,  que mantenerlo bien fortalecido es signo de crecimiento sostenido de la economía por su impacto en el comercio, las finanzas y el mejoramiento social. Finalmente, la incursión al entorno externo a través de Tratados de Libre Comercio  ha sido invaluable en los últimos años en Costa Rica, sin embargo, a nivel interno, sectores tan importantes como las PYMES han quedado al margen de verdaderos programas de fortalecimiento y que dista mucho de lo que hace Malasia y Singapur, dos tigres asiáticos donde las pymes mantuvieron a flote la economía durante época de crisis. Creo que podrían ser buenos ejemplos para Costa Rica.
Vinicio Sandi Meza
Especialista Comercio Internacional
Malasia, Sudeste de Asia

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